lunes, 21 de septiembre de 2009

Este post es para ti, Kebran, amigo.


Apenas al comenzar a escribir este post, pensé en que apenas conocí al Kebran este año. Sin embargo, me parece que han sido muchos en realidad. Me alegra haberle tratado, más aún, cuando me ha hecho sentir su amiga. ¡Y es que el Kebran es de los buenos!

He pecado de desatenta con él. Hace ya un tiempo que me envió su “Satélite de inhóspito planeta” y, aunque me lo leí de un tirón y le expresé mi agradecimiento y mi parecer a través del correo, debí haberlo hecho por esta vía también. Pero, como dirían los optimistas: ¡nunca es tarde cuando la dicha es buena! Aquí vamos, amigo Kebran. Gracias enormemente por tu libro, por las revistas Creatura que me enviaste y el marca páginas, gracias de verdad. Las películas también. Disfruté enormemente de Harold and Maude y, asimismo, de Robin y Mariam. Y dos libros: El retrato de Dorian Gray, del fabuloso Oscar Wilde, y una novela negra titulada Una boda en Cheyenne, por Silver Kane.
















Como ya le expresé al Kebran, Satélite de inhóspito planeta cuenta con dos tremendas presentaciones. Palabras desde el corazón, tanto de David González como de Gsús Bonilla, a quien no conocía, pero se muestra. Y con respecto a su primer texto: Fulano, no pude pestañear hasta terminar. Me gusta cuando el texto me agarra y no me suelta.
Con el segundo, me sentí identificada con el personaje por ser periodista y solamente al principio, por supuesto. El tercero me gustó, te muestro: “Él que todo lo tenía, estaba hastiado de vivir, no de soñar”. Y ese final: “será para siempre porque su amor está cimentado sobre un poema, sobre un poema de aquel maldito que nunca publicó.
De los poemas, podría mencionar el cinco y el seis. Luego el diez, un beso de la Luna, el once y, finalmente, el doce, dedicado a David.



Satélite de inhóspito planeta, de Andrés Ramón Pérez Blanco. El Kebrantaversos o, simplemente, nuestro querido Kebran.


LA BIZARRA VIDA DE FULANO FLAUTA
Toda vida tiene un comienzo y la vida de Fulano Flauta
comienza por su concepción en una húmeda y cochambrosa sala
de proyecciones de un ruinoso cine en una ciudad de provincias.
El operador y la taquillera mantenían furtivos encuentros sexuales
mientras en la pantalla se proyectaban películas del Oeste,
comedias musicales o melodramas muy románticos que formaban
parte de los ya olvidados programas dobles. Nueve meses
después de ese clavo, vino al mundo Fulano, llamado así por su
insignificancia supina y, hasta mucho tiempo después, cuando se
convirtió en una celebridad pero no adelantemos acontecimientos.
Fulano no fue un niño afortunado ni feliz: el operador le
daba al vino y la taquillera tenía merecida fama de casquivana.
Así que Fulano, al que sus padres olvidaron educar en valores,
se convirtió en un niño solitario y esquivo con los demás. Casi
no hablaba con nadie. Bajo la tremenda crueldad de sus compañeros
pasó la terrible adolescencia. Fulano crecía y seguía sólo,
sin apenas contacto con el exterior, viviendo ensimismado, en
sus pensamientos, en su mundo. Había desarrollado una gran
afición a la lectura: devoraba tres o cuatro libros a la semana, especialmente
de poesía. Otra de sus grandes aficiones era (¡cómo
no!) el cine. Se “chupaba” todas las películas que papá proyectaba,
mientras mamá se había ido hacía tiempo con un señor
mayor a “hacer las Américas”. Durante la semana visionaba películas
de todo tipo pero los sábados por la noche se proyectaban
películas porno. Fulano se sintió fascinado por este mundo, tan
reconfortante para él.
En una de esas proyecciones (por casualidades de esta
vida, que las hay) acudió, al cada vez más desvencijado cine, un
cazatalentos del porno y descubrió a Fulano adorando a Onán,
precisamente el día en que éste alcanzaba la mayoría de edad, y
se sorprendió del tamaño de su “aparato”. Habló con Fulano de
sus dotes naturales y de que si le apetecía rodar películas “educativas”.
Fulano ni se lo pensó. Se abría ante él un universo desconocido,
una esperanza a la que aferrarse, una luz al final del
túnel. El éxito fue directo, rápido y total. Fulano fue conocido a
partir de entonces como Fulano Flauta por las tremendas dimensiones,
por la longitud, por el grosor y por la textura de su pene
y porque en sus películas, mientras fornicaba con las mujeres
más exuberantes de la época, recitaba versos de Leopoldo María
Panero, como los que siguen a continuación:
No es tu sexo lo que en tu sexo busco
sino ensuciar tu alma:
desflorar
con todo el barro de la vida
lo que aún no ha vivido. (1)
Nunca se había visto a un actor porno tan entregado a su
causa, tan profesional. Fornicaba y declamaba, como si en ello
le fuese la vida entera. Fulano ganó mucho dinero en poco tiempo
y los “amigos” se le multiplicaron porque era el hombre del
momento. Desgraciadamente, no estaba preparado para un giro
vital de esta magnitud. Empezó a frecuentar compañías poco recomendables
y hacía caso omiso a su papá, que dicho sea de
paso, se estaba forrando pasando las películas del niño.
Entonces, Fulano tuvo el infortunio de casarse son Mengana
Bananas, una de las “cazafortunas” más despiadadas con
sus maridos y actriz porno ocasional. Resultaba ser de las mejores,
pero estaba muy mal considerada dentro del mundo X.
Poco tiempo después, Fulano cayó en desgracia, apareció el video
reproductor y fue olvidado por los directores, el público y
los críticos, que no hacía tanto lo admiraban. Mengana se largó
con el nuevo ídolo masculino de la industria pornográfica: Zutano
Ciruelo, conocido por su característico taladror, imposible
de superar por Fulano. Además Zutano cantaba ópera mientras
bombeaba. Había nacido un nuevo mito que arrastró a Fulano a
un abismo de drogas, alcohol, y miseria. Fulano, el último gran
actor del cine porno.
Una noche de desenfrenada locura, fuera ya de sus cabales,
Fulano se automutiló. Se cortó la polla con un enorme cuchillo
de cocina. Estaba solo. Murió, desde su verga ensangrentada,
recitando un poema de Leopoldo María Panero:
Soy el rey de la nada
y rezo porque ya no existo.
Mi mano sembrada de dioses
reza ante un ser que no existe.

Dedicado a todos los onanistas (entre los que me incluyo), a la memoria de John Holmes (1944-1988), el más grande actor porno de todos los tiempos, y a Leopoldo María Panero.


EN TUS OJOS… (RELATO / POEMA)

Besa su frente cada mañana, cuando los primeros rayos de
luz entran débilmente por la ventana. Una ventana, rota desde
siempre. No recordaba haberla visto entera, con sus cristales y
marcos intactos. Nunca. Besa su frente con un pequeño ósculo.
Beso matinal con la necesaria calidez para insuflar de vida a
su princesa. Ella duerme hasta ese instante, hasta que nota la
tibieza de los labios en su piel. Es preciosa y sus ojos negros le
atraviesan el alma. Observa su despertar y esos ojos inmortales,
que le arrebataron toda la vida anterior para siempre jamás desde
la primera vez que tuvo el placer de verlos.
Después del desperezo, las abluciones: afeitado apurado y
tonificante ducha. Ella ya está levantada esperándole, esperando
su necesaria presencia, su fresco aroma impregnando toda
la casa, esencia vital para ella, tan necesitada de su amor, de
AMOR con mayúsculas, de una caricia, de ese beso matutino, de
esa sonrisa, de... su vida. Nada fácil. Ella, despreciada y ultrajada
por su propia familia.
Nunca había descubierto el amor hasta que él apareció.
Hasta que él, todo bondad y paciencia, le descubrió poco a poco
un mundo nuevo y la demostró que siempre se puede seguir adelante,
que, por muy terribles que las circunstancias de una vida
hayan sido, todo puede cambiar y que, siempre, siempre, siempre,
aparece la luz al final del túnel.
Y ella es para él, toda la luz.
Cada día recuerda como la encontró en el callejón sin salida
de las almas rotas, demacrada, sola, sin esperanza. La descubrió
una noche, en la que vagaba solitario, aullando a la luna. Él, que
todo lo tenía, estaba hastiado de vivir, no de soñar. Su trabajo es
vender sueños, es un editor de prestigio, edita poemas de poetas
muertos (y vivos en sus libros), que emocionan a los lectores y
aumentan su cuenta corriente (aunque esto es lo de menos).
Encontrarse con ella, con esos ojos, fue una revelación.
Profundos y abismales, eran la respuesta a una obsesión personal,
generada a partir de un poema de un poeta, cuyos versos
cayeron en sus manos de manera casual.y que nunca se llegaron
a editar, pero... Esos ojos eran su respuesta.
Se acercó a ella y sin mediar palabra le ofreció sus labios.
Ella le correspondió. El hechizo aún perdura. Y ambos saben
que será para siempre porque su AMOR está cimentado sobre un
poema, sobre un poema de aquel maldito que nunca publicó:
En tus ojos…vivir.
Esos ojos serían mi cielo.
Insondable tu mirada que me abrasa.
En tus ojos…abismos.
y fuego y vida en tus ojos
En tus ojos…mi mundo
y mis sueños.
En tus ojos…morir.

POEMA CINCO

En la tremenda noche sin luz
prólogo de mi letanía de ausencias
las mantas del desarraigo me cubren.

Camino al onírico paraíso, a bordo de mi camastro,
me sumerjo en océanos de lunas

y nada temo.
Se desvanece la vida.

Viajo

y subo y bajo por los sueños del poeta.

Elevo la mirada hacia el cielo de la noche
y verso.
Verso que te puedo acariciar,

que te robo una sonrisa,
que, ¿dónde vas?
Que tengo prisa

para el verso terminar.

Verso con la luz de tu mirada
y verso con el filo de tu boca,
verso con el alma ensangrentada
y verso, cada noche, si me toca.



POEMA SEIS


Esporas de mis sueños
van
cayendo.
Despierto al escucharte sonreír.
Alerta en mis sentidos: abrazarte.
Olvidar infiernos.

Barrer miserias.

Desterrar tristezas.
Fundirme en tu cuerpo.

Recoger estrellas.
(y después...)
Dormir.


POEMA DIEZ


Nunca he perdido la esperanza, Luna
de quizás una noche acariciarte,
satélite de inhóspito planeta,
un anhelado sueño inalcanzable,
cobijo de borrachos y poetas,
una eterna canción inacabada.
Te nutres de los sueños de la gente,
devoras pesadillas... limpias lágrimas,
acoges en tu lecho a las estrellas.
Serena imperas en la noche,

derrotas a la luz, matas al tiempo,
vigilas corazones desafiantes,
rescatas del olvido a la tristeza.
Te muestras tan eterna y tan distante
que tengo la osadía de ofrecerte
nada más que un triste escrito vacilante:
A ti, Luna de sangre, Luna eterna.

A ti, que siempre inspiras e inspiraste.

A ti, que de ilusiones estás llena,
que toda mi ambición es el besarte.

POEMA ONCE

Que no te falte el verso,
niña, que no te falte.
Que no te falte el aire,
que no te falte el sueño,
que no te falte nadie,
niña, que no te falte.
Si un día te faltare,
acude a mi poema
y contempla la Luna
en silencio. En silencio
empieza a soñar, ave.
Quisiera darte alas,
llenarte de palabras,
regarte de cosquillas,
ser bálsamo de ausencias
ser el sol de tu tarde
la luna que te arrope
caricia que te calme.
Que no te falte risa,
niña, que no te falte.


POEMA DOCE

A David González

En tu rincón del cuadrilátero dormitas. Esperando.
Estudias al adversario: sus oscuros rincones
( todos los tenemos )

Observas, siempre observas.

En silencio.
Estudias al adversario:
Sus acciones, sus palabras, sus movimientos….

Sobre todo sus miradas.
Siempre en silencio.

Meditas tu acción. Al fin te levantas.

Y respondes al contrario con poemas, con vida plasmada en ellos.

Tu vida, su vida, nuestra vida reflejada en el papel.

Toda tu vida escribiendo, toda la vida observando.

La vida, hermano, es un inmenso ring.

Hagamos de ella un poema.

Nuestro, vuestro poema.





3 comentarios:

  1. querida clara, yo tuve la suerte de hacerme con este libro, el último ejemplar que le quedaba a Kebran, y realmente lo devoré.

    No puedo restar un ápice a las palabras que dices de él, kebran es buen tío, buena persona, se le ve venir de cara y tiene un corazón que no le cabe en el pecho.

    Yo también le conocí hace poco, quizá llevo conociéndole menos tiempo que tú, pero es que este tío es cojonudo.

    un abrazo clara y otro para el kebran, mil besos y abrazos desde el otro lado del charco.

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