domingo, 20 de septiembre de 2009

Y la naturaleza se pregunta…


Y la naturaleza se pregunta…

Y el hombre se pregunta…

Y el joven se pregunta…

Y el niño se pregunta…

Las preguntas sobran.

Lo que faltan son respuestas.



Es un buen motivo para referirme al filósofo griego Parménides de Elea, quien escribió una sola obra titulada “Sobre la naturaleza”. Un poema didáctico escrito en hexámetros. Del mismo se han conservado 160 versos, en 19 fragmentos.





FRAGMENTOS DE "SOBRE LA NATURALEZA"

1 Las yeguas que me trasportaban, allá me condujeron,
a donde el ímpetu de mi alma se arrojaba.
Por la famosa ruta de los dáimones se lanzaron,
por la ruta que lleva a todas las ciudades
a los hombres que están despiertos.
Por allí me condujeron.
Hasta allí los hábiles corceles que arrastraban el carro
me llevaron con porfía.
Las Doncellas guiaban la senda.

Cada eje,
ardiente en el cubo,
a ambos lados soportando las rápidas ruedas,
chillaba su flautín,
cuando las Doncellas del Sol,
abandonando la mansión de la Noche,
presurosas me escoltaron a la Luz del día,
con sus manos vigorosamente despejando el velo que las cubría.
Allí estaban las Puertas que dan
a los caminos de la Noche y del Día.
Arriba el Dintel expandido a ambos lados,
abajo el Umbral de piedra.
Celestes Puertas cerradas por muy sólidos batientes,
cuyos cerrojos
que van y vienen
guarda la Justicia,
la de los muchos castigos.
A ella se aproximaron las Doncellas,
a ella dijeron melosas palabras,
persuasivas, habililidosas,
hasta lograr que descorriera el cerrojo.
Las Puertas se abrieron entonces de par en par,
retrocedieron los goznes de los batientes
forrados de cobre y tachonados de clavijas y broches.
Por las Puertas adelante,
por el ancha ruta,
guiaron las Doncellas el carro y las yeguas.
Y la Divinidad me acogió benévola,
mi mano derecha tomó en su mano,
y hablando así me dirijió estas palabras:
¡ Oh Doncel cuyas riendas sostienen inmortales aurigas !
¡ Tú a quien hasta nuestra Morada atropellan los corceles !
¡ Salud !
¡ No ha sido un hado funesto
quien te arrostrara a este camino,
tan alejado de la común ruta de los mortales,
sino el Orden Necesario y la Justicia !
Es menester que de todo seas informado,
ya del corazón inquebrantable
de la Verdad bien redonda,
ya de las humanas opiniones,
a las que es imposible otorgar fé verdadera.
Con todo
es menester que las aprendas
y con lealtad juzgues su valor
recorriendo en búsqueda,
de parte a parte,
todas las cosas a través del Todo".
. . .
2 "Además considera en tu mente con firmeza,
lo que aparece,
y lo que no se ve,
porque es imposible cercenar el Ser
del Ser que lo acompaña."
" Por todos lados,
absolutamente,
a través del Universo todo,
nunca el Ser se aparta del Ser,
ni de nuevo se une a él."
. . .
3 No importa por donde empiece,
de nuevo otra vez llegaré hasta allí.
. . .
4 Vamos pues aún te digo
que cuidando del secreto iniciático que oyeras
entiendas que hay sólo dos únicos caminos para indagar:
uno, de que el ser es, y otro, de que el no ser no es.
. . .
...porque te hago saber que es un camino
totalmente ignorante,
porque ciertamente
ni puedes conocer lo que no es
- es imposible -
ni tampoco puedes nombrarlo.
. . .
5 .. porque es lo mismo ser y pensar.




Juicios de la posteridad acerca de Parménides (Extraído de Wikipedia.)

Platón, por medio de los personajes de sus diálogos, lo llama "el grande" (Sofista 237 a), "padre" (241 d), hace decir a Sócrates que Parménides es "venerable y temible a la vez (...) se me reveló en él una magnífica y muy poco frecuente profundidad de espíritu" (Teeteto 183 e).

Aristóteles reconoce, en la Metafísica y en la Física que Parménides tiene una posición especial dentro de los primeros filósofos, y no le da el nombre de "fisiólogo" -como hace con el resto- puesto que su pensamiento torna imposible el saber acerca de la φυσις.

Hegel dice de él: "Con Parménides comienza el filosofar auténtico; en él hay que ver el ascenso de lo ideal." (Lecciones sobre la historia de la filosofía, en Werke in zwanzig Bände, vol. 18, p.290).

Heidegger ha reconocido la intelección de Parménides como el comienzo de la historia de la metafísica, esto es, el encubrimiento del principio de la metafísica.

El juicio de la posteridad acerca de la importancia de su obra, a pesar de lo variado de las razones, es unánime: Parménides es una figura de primer orden en el panorama de la filosofía griega y de todo el pensamiento occidental.

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