miércoles, 9 de septiembre de 2009

Discurrir sobre la crítica y la teoría en RD (Por Odalís Pérez)

Miraba la portada del matutino Diario Libre y, aunque se supone debía alegrarme porque la primera finalista en el concurso Miss Universo 2009 fue dominicana, me arropó un dejo de tristeza al ver cómo era recibida en el aeropuerto Internacional de Las Américas esta “beldad” dominicana. La verdad es que fue recibida a ritmo de perico ripiao junto al ballet nacional y toda una comitiva agregada. Vamos, ¡qué bien! Pero lo que me entristece de todo esto es que, siempre ocurre que la gente que sí debería ser recibida con todos los honores, porque son honrados y dignos de ser admirados, tanto por la trayectoria de su vida personal como profesional, son ignorados y, muchas veces, menospreciados en todo el buen sentido de la palabra. En seguida imaginé que Odalís Pérez Nina, con quien me unen unos lazos de amistad creo irrompibles, era recibido como merece. Como el pensador que es, como el ser humano que es, por la labor literaria y, en sentido general, cultural, que realiza, y el contenido de sus libros publicados.

Para muestra les dejo este texto de su autoría. Documento que fue publicado en la sección Areíto del periódico HOY y el primero de un conjunto de cinco textos atados a un mismo discurso. Luego del texto a continuación, parte de su registro biográfico.



Discurrir sobre la crítica y la teoría en la República Dominicana
Por: Odalís G. Pérez


Advertir una ausencia en el discurrir de la producción ideológica, literaria o cultural dominicana, implica reflexionar sobre lo que ha sido el proceso de constitución de las instituciones sociales, políticas y educativas. Lo que se refleja en los concursos actuales del país es una estructura autoritaria del pensamiento y a la vez el rastro prejuiciado por los requisitos o bases de concurso.
Pero esta situación conformada por anomalías de todo tipo nos debe llevar a la negación de los principales aportes en las líneas trazadas por la sociología de la literatura, el marxismo, el psicoanálisis, el formalismo ruso, el estructuralismo, la hermenéutica, la fenomenología, los Estudios Culturales, la semiótica, los estudios subalternos, la estilística hispánica, la estilística idealista alemana, la poética estructural, el postestructuralismo, los estudios poscoloniales, y otros métodos, formas de análisis, propuestas de lectura, ideas literarias o tendencias teóricas útiles y casi siempre necesarias para acceder a una comprensión de la literatura y sus efectos sociales o mentales.
Por más que en un debate sobre concursos literarios y, en nuestro caso, sobre el conflictivo premio anual de literatura (2008) se quiera imponer alguna versión y se desee desconocer lo inconsistente o anómalo de una determinada creación verbal o discursiva, no implica esto la negación, el equívoco o acierto de tendencias teóricas, el análisis de ideas o determinados universos de reflexión y crítica.
De hecho, el pretender que sólo la poética (término por demás indeterminado, vago, retórico, ambiguo la mayoría de las veces impreciso en sus usos acostumbrados) es el estudio más ponderado, único y absoluto de entender la literatura o el lenguaje literario, la única metodología propia del análisis literario, resulta una estruendosa y vulgar equivocación de una perspectiva lingüístico-literaria e ideológica. Ninguna tendencia o metodología de análisis logrará explicar de manera definitiva, absoluta, la productividad o el producto literario. Razones diasincrónicas, axiológicas o genético-estructurales, pero además hermenéuticas, echan por tierra toda aseveración autoritaria, dogmática o doctrinaria al respecto. Discurrir sobre un fenómeno literario como el nuestro, bastante complejo y enmaranado, solicita un estudioso y a la vez estudios con horizontes amplios, fructíferos y no un sujeto prejuiciado con principios tomados de un “catecismo” insuficiente, extrapolado, imitado y sobre todo “desepocado”. Facilitar un argumento ya reventado por sus repeticiones inútiles y por el recalentamiento de la boca-escritura que la auspicia, nos permite entender que incluso los medios escritos del país constituyen un poder que no procesa o desprocesa sus espacios, columnas o puntos de opinión.
Además de reconocer el estrecho marco de un debate literario o cultural, entendemos que con solo un locutor o dos locutores no es posible presentar la problemática y difícil situación de los concursos literarios del país pero sobre todo los llamados premios anuales de literatura, donde los intereses, selecciones de jurados, requisitos, mediadores, funcionarios, encargados y otros condicionantes contextuales, forman parte de un teatro escalofriante por lo conflictivo y poco convincente de las premiaciones y condiciones de presentación.
En efecto, un cuadro o cuadraje intelectual como el presente, invita a una reflexión en torno al objeto denominado literatura y valores en la sociedad dominicana. No se trata, en esta perspectiva, de cuestionar solamente una obra premiada, seleccionada como ganadora en un concurso o certamen literario, sino de analizar las condiciones ideológicas de los actores y las jurisdicciones institucionales e intelectuales del país.
No podemos creer, ni mucho menos aceptar que las soluciones “unicistas”, precarias y doctrinarias de “Rhitmicus” conocido más bien como “Mechonicus”, pueden capitalizar, una doxa crítica, ni legislar, autorizar descalificar o desautorizar una determinada textualidad, obra o discurso narrativo, producto de que estas creaciones y cuerpos literarios no asumen la práctica absoluta del crítico en cuestión.
Ahora bien, los nuevos estudios literarios, así como las “nuevas humanidades” contemporáneas, nos han presentado proyectos relevantes, recursos de interpretación y comprensión de nuevas rutas y productos que traducen la diferencia literaria y cultural en la vida de las diversas tradiciones latinoamericanas del Caribe insular, y los lugares epistémicos de una productividad intelectual y crítica. ¿Cómo es que nuestros debates no asimilan aquello por lo que se trabaja en el Caribe insular y Latinoamérica en materia de función y acción intelectuales? ¿Por qué los grandes problemas, motivos de creación auspiciados por la nación moderna, no son tomados en cuenta como parte de un debate que asimilar y sobre todo comparar crecimientos, lenguajes, mundos textuales, experiencias narrativas, discursivas, puntos de encuentros y lugares de la diferencia?
Un debate no se sostiene sólo por las antigüallas de cierto maestro, crítico, profesor universitario, Juez, legislador o domesticador de pensamientos, a través de una doctrina que él entiende como ruta a seguir o como trazado que obliga a poseer una teoría del lenguaje, una teoría del poder o una teoría del signo para que entonces el escritor pueda escribir un poema, una novela, un ensayo, un cuento y que también deba transformar la sociedad para que su “poética” sea válida y bien recibida por este “maestro de la crítica”.
De hecho, la noción de proyecto intelectual en República Dominicana, “choca” con el obstáculo de la vida real misma, y sobre todo con el marco institucional estatal e individual, debido a lo que también hemos llamado el horizonte de expectativas del lector, intérprete, traductor” cultural, político y social. Un contexto educativo plagado de negocios, pseudoestándares de lectura, comprensión y currículos oficiales, oficiosos o “funcionales”, pone en evidencia sólo rasgos de autoridad, políticas negativas de proceso, signos de identidad localizables, ítemes erráticos y repetitivos, currículos ocultados, escenas de dudosa utilidad y repertorios jurisdiccionales que poco tienen que ver con la formatividad cultural y educativa.
De ahí la “angustia de las influencias” que han creado una telaraña conceptual, pseudouniversitaria y pseudoteórica, influyente en ciertos niveles de información y control de la educación humanística pública y privada. Toda esta situación de negatividad, prejuicio, exclusión, indiferencia organizada y estratégicamente instalada como práctica social, autoridad influyente, selección de tópicos intelectuales y otros usos advertidos en todo lo que es certamen, concurso y premiación en el país.
El debate actual sobre novela, premio de novela, poesía y premio de poesía es resultado de lo que debe ser un proyecto cultural, educativo e intelectual en nuestros días. Ese estado de “personificación” cultural, de “figuración” y empleo de una función pública y política, de influencia de un funcionario que domina toda el área oficial de la cultura, también es elemento influyente en este cuadro de anomalías, barreras obstáculos, veleidades e intereses personales y grupales que hacen “reventar” el tramado ideológico y político actual en perjuicio de participantes independientes que no son tomados en cuenta por la programación oficiosa u oficialista del actual ecosistema cultural.
En efecto, se trata de un sistema cultural y educativo marcado por el fracaso de sus partes y falsos principios ejecutivos, éticos, programáticos, literarios e institucionales. No se trata solamente de echar culpas a jurados, concursantes, gestores intelectuales, editoriales o editores residentes e incidentes en el país.


El crítico e investigador Odalís Pérez publicó su reciente libro titulado “Arte, Identidad y Cultura en RD”. Como explica, esta publicación se ha gestado a partir de una investigación participante llevada a cabo mediante estudio de campo en los diferentes sectores del arte y la cultura nacionales, pero además, confrontando resultados de investigación desde una perspectiva interdisciplinaria y transdisciplinaria.

Explica que asume el proyecto de estudio, análisis y contextualización del arte dominicano en sus diferentes cardinales de producción, interpretación y sentido, presentándose en una visión individual y abierta a la comprensión de los fenómenos estéticos, artísticos, culturales e históricos, teniendo que ser citado, entonces, a partir de su publicación.





Odalís G. Pérez Nina es un investigador ya conocido por sus trabajos y estudios en el área de las Humanidades. Su labor en el país ha sido reconocida en el ámbito educativo, debido a su magistrado a nivel medio, universitario y postuniversitario. Pérez quien es Dr. En Filología y Semiótica por la Universidad de Bucarest, Rumania, se ha ocupado de conformar equipos de estudios culturales en la República Dominicana y los Estados Unidos, difundiendo la cultura dominicana en sus variados ámbitos de producción intelectual (Literatura, Filología, Lingüística, Arte, Historia), de tal manera que sus publicaciones en el ámbito de las ideas constituyen un aporte al desarrollo cultural dominicano de los últimos veinte años.

Sus publicaciones en este sentido son las siguientes: Las ideas literarias en la República Dominicana (1993), Semiótica de la Prensa (1999), La ideología Rota (2002), Nacionalismo y Cultura en República Dominicana (2003), La identidad Negada (2003), República Dominicana. El mito político de las palabras (2004), Literatura Dominicana y memoria cultural (2005), Principios de Estética y Educación Artística (2005), El espacio de los signos (2005), Sócrates Barinas Coiscou. El tiempo de la memoria y la poesía (2007), Víctor Villegas: La voz, la memoria, los tiempos del lenguaje (2008) y, por último, “Arte, Identidad y Cultura en RD”.

El doctor Odalís Pérez ha mantenido en los últimos años publicaciones especiales sobre Semiótica de la Cultura y del Arte, particularmente en ámbitos intelectuales como Oralidad poética y narrativa, Oralidades culturales, Cultura alternativa del Caribe, Arte, literatura y Pensamiento.

Aparte de su dedicación al estudio de las disciplinas culturales y comunicativas, propicia algunos espacios experimentales en el marco de proyectos de arte y rescate cultural, donde niños, jóvenes y adultos interactúan en condiciones de creación y producción cultural (Realización de Performance (s), Acciones Artísticas, Educación Artística Interactiva, y otras).

Como poeta ha publicado: Habitácula (1987), La pirámide en el hombro del dios (1988), Papeles del Eterno (1999).

Odalís Pérez se ha dedicado a la enseñanza de las ideas, el arte y las letras dominicanas, siendo profesor en la Facultad de Humanidades y en la Facultad de Artes de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), y director de la Escuela de Arte de esta alta casa de estudios. Ha trabajado como profesor en programas de Maestrías en la UASD, INTEC y en departamentos de comunicación, letras y filosofía de varias universidades dominicanas. Como estudioso y animador de la cultura dominicana ha mantenido colaboradores en algunos diarios y revistas del país con más de un centenar de publicaciones sobre aspectos de historia intelectual y cultural de la República Dominicana, El Caribe y Latinoamérica.

2 comentarios:

  1. Como siempre Clara, un verdadero placer leerte.

    Me lo he pasado en GRANDE!!
    Me encanta el tema, probablemente me dedicaré a estudiar de forma más profunda la Semiótica. Se nos ha escapado este año, que por falta de tiempo sólo hemos visto de pasada. Sin profundizar no se mantiene.

    Me encanta poder disponer de un autor de referencia como es este amigo tuyo. Pienso añadirlo a mi biblioteca personal. GRACIAS.

    Estamos en contacto ;)

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  2. Gracias, nueva vez, Aurora. Qué bueno que disfrutaras de este documento. Realmente vale la pena leer sus textos, aunque más todavía su disertación, dentro y fuera de las aulas. Gracias por tu atención.

    Un abrazo,

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