viernes, 18 de septiembre de 2009

De tal palo, tal astilla


He buscado el sosiego en todas partes, y sólo lo he encontrado sentado en un rincón apartado, con un libro en las manos.

Thomas De Kempis





Mi amigo Alejandro Cabral me envió esta linda nota:

"Querida amiga: sin palabras tu eres una sirena de poesía en
nuestro mar Caribe, magnífico, excelente tu blog…"


Un abrazo para ti, Alejandro.

Asimismo, me sorprendió con el poema presentado más abajo, haciéndome recordar a su padre, el poeta nacional don Manuel del Cabral. Recordé mis inicios en el periodismo y la amplia sala del periódico La Noticia, con todos los departamentos a la vista. Así también, la máquina de pesadas teclas donde, para borrar alguna palabra, debía tacharse con xxxxxxxxxxxxxx. ¡Qué tiempos aquellos! Parece que fue ayer y, sin embargo, tan alejado del presente donde el internet nos acerca a cualquier lugar con sólo un click. Pero, debo decir que eran tiempos de pura magia. De ilusiones nacidas desde las entrañas. De un tiempo virgen que sigue vivo en el recuerdo.
Y recordé, como ya mencioné, al poeta Manuel del Cabral, quien cada tarde engalanaba la redacción con su sola presencia. Se sentaba un rato, leía el periódico y luego se marchaba.

A continuación el poema de su hijo, el artista plástico Alejandro Cabral:



AMAR…

Cuanto más lo pienso,
la luz del universo baña nuestros cuerpos,
en un eterno amanecer,
logrando con su brillo fundirnos en la poesía del amor.
Amar, palabra que un día nos dio todo,
y aún esperamos la eternidad en un relámpago.
Relámpago que se hunde en mis entrañas,
buscando ese nuevo amanecer.
Amar hasta el final,…
final que no llegará jamás mientras este temblor esté con nosotros...
ya nuestros cuerpos son inmateriales como el aire
…como el pretiempo,
tiempo que dejó tu sabor en mis labios,
en una azul mañana…

Y una invitación que nos hace llegar, para una actividad a desarrollarse dentro programación de la galería Compadre Mon.


Teatro Trópico Negro
Invita al encuentro de venta Arte Objeto y Más.


Te esperamos a ti y a tu familia, al encuentro, arte objeto y todo lo que desees vender. Un pasadía de ventas de diferentes materiales, los cuales se podrán cambiar en trueque o venta.

Este será un encuentro de arte y música para toda la familia. Podrán apreciar la exposición actual “Compadre Mon”, además de escuchar grupos musicales y disfrutar videos, performance, danza, en fin, un tiempo cálido y ameno, compartiendo todos juntos.

La actividad tendrá lugar el domingo 27 de septiembre, desde las 8:00 A.M. y hasta las 7:00 P.M. Deberás traer una manta o cobija (como en los años 60), para colocar los objetos y $500 pesos para los gastos generales al inscribirte. En el lugar tendremos sillas y algunas mesas para los objetos más pequeños.

Las inscripciones se realizaran por teléfono al 809. 539-8216 / 809.975-4302, a partir de martes 8 de septiembre y hasta el viernes 25 de septiembre. Pueden llamar en horario de 8:00 A.M. A 7:00 P.M. Estamos ubicados en la calle Colon N. 10, Zona Colonial, Las Atarazanas.

También puedes dejar tu confirmación en el Facebook y nos pondremos en contacto contigo. Me puedes dar tu confirmación por mail a carpinteros2001@yahoo.com, y yo te contesto.


Alejandro Cabral





Manuel del Cabral (Dominicano, 1907-1999)




Manuel del Cabral Tavárez nació en Santiago de los Caballeros el 7 de marzo de 1907. Inició estudios de derecho en la Universidad de Santo Domingo. En el año 1938 comenzó su trabajo diplomático en la Embajada Dominicana en New York (Estados Unidos). Representó al país en Colombia, Perú, Panamá, Chile, Argentina. Entró en contacto con los más importantes poetas del momento.

Fue uno de los principales poetas de la República Dominicana. Un escritor polémico y el más conocido en las letras americanas.

Viajó por Europa y América, y residió mucho tiempo en Buenos Aires, donde publicó la mayoría de sus obras.

En su poesía puede encontrarse la temática política, amorosa, social, metafísica. La poesía negra tuvo en Manuel del Cabral, una de sus voces más significativas, junto a Nicolás Guillén, Luis Palés Matos y Aimé Cesaire.

Entre sus obras más importantes destacan: "Pilón" (1931), Color de agua (1932), 12 poemas negros (1935), los que se caracterizan por su clima nativista, una literatura de preocupación social y popular.

Publicó también "Biografía de un silencio" (1940), "Compadre Mon" (1940), “Trópico negro” (1942) "Sangre mayor" (1945), "De este lado del mar" (1948); "Carta para un fósforo usado y otras cartas", "La isla ofendida" (1965), "Sexo no solitario" (1970), "Obra poética completa" (1976, edición del autor). En 1970 publicó "El Escupido" en la que señala una honda preocupación del hombre frente a la nada, en la concepción narrativa del realismo mágico, y en 1973 El presidente negro”, obra que hoy día es considerada profética, debido a la llegada del primer presidente negro a la Casa Blanca.

En "Los huéspedes secretos" (1951), "Sexo y alma" (1956), "Los anti-tiempo" (1967), se acentúa el tratamiento de temas como el amor, la poesía, así como un tratamiento filosófico del sentido del hombre y de la vida.

Recibió el Premio Nacional de Literatura en 1992.

Falleció el viernes 14 de mayo de 1999 en su República Dominicana natal. Fue junto con Neruda, Vallejo, Huidobro, Guillén y otros un exponente de la más alta poesía latinoamericana de nuestro tiempo, y en especial, de la poesía negra.

Tuvo más de setenta libros editados, la mayoría publicados en Buenos Aires. Fue un defensor incansable de los derechos de los desheredados y jamás dejó de reflejar en su obra sus preocupaciones políticas y sociales.




Ellos

Ellos no tienen lecho,
pero sus manos
son las que hicieron nuestras casas.

Ellos comen cuando pueden
pero por ellos comemos cuando queremos.

Ellos
son zapateros pero están descalzos.

Ellos nos visten pero están desnudos.

Ellos
son los dueños del aire cuando manejan alas,
mas son los limosneros del aire de la tierra.

Ellos no hablan,
tienen palabras vírgenes... Hacen nuevo lo viejo...

La mañana lo sabe y los espera...

La carga

Mi cuerpo estaba allí... nadie lo usaba.
Yo lo puse a sufrir... le metí un hombre.
Pero este equino triste de materia
si tiene hambre me relincha versos,
si sueña, me patea el horizonte;
lo pongo a discutir y suelta bosques,
sólo a mí se parece cuando besa...
No sé qué hacer con este cuerpo mío,
alguien me lo alquiló, yo no sé cuándo...
Me lo dieron desnudo, limpio, manso,
era inocente cuando me lo puse,
pero a ratos,
la razón me lo ensucia y lo adorable...
Yo quiero devolverlo como me lo entregaron;
sin embargo,
yo sé que es tiempo lo que a mí me dieron.


Oda escrita en la piedra

Hay algo mas que el viento buscando ser instinto,
algo más que la ola
que quiere andar de pie como la sangre.
Hay algo más que aquello que rezaba a las piedras,
suave como la muerte del cabello del indio,
simple como el secreto transparente del agua.

Hoy aquellos que fueron siempre mudos,
los que siempre llevaron en la sombra
la dignidad del loto que crece sobre el cieno,
se acercan a la tierra,
y echan voces por granos, como quien va regando
la conciencia.

Llegan horas que nacen para la alondra insigne.
La tierra tiene ahora la cualidad del ave.
Y el horizonte crece, crece en aquellas manos
que saquearon a sangre la esperanza.

Aquellas manos simples,
que traen en los filos de picas y hachas
el oro de las minas de los amaneceres.

Es la América inédita,
la que estaba en el tacto,
la que estaba en la carne,
como aquello que a veces se nos queda
en el vientre materno que se revienta en vida.

La América que un día se quedó entre los hombres
y creció entre sus manos como el río en el mar.

América también:
la que pinta de verde el aguacero,
la que suena en el fuerte como un tiro de paz,
la que muerde en la miga dura de tiempo el negro,
la que un poco se duerme tirada en una esquina
mientras la sangre antigua moja aun las espadas,
mientras todos los siglos caben en la garganta,
mientras el indio andino no conoce a Bolívar,
mientras por los caminos de los Andes las llamas
bajan a paso manso sin que lo sepa el mundo
una pequeña caja de pino en donde viene
tal vez no un niño muerto, sino el sueño profundo
de toda la montaña.

Ya la mañana viene sobre carretas pobres,
carretas que traen de lejos su catedral de fatiga.

Parece gente el aire que da contra la frente.
Viene la sangre niña como el agua primera.
Raíz de madrugada, canta el indio remoto.
La sonrisa se ha puesto de pie como una hazaña.
La mañana de ahora trae durezas de estatua.
Hoy la tierra que sube municipal es cósmica.
Nadie fundó la urbe... Fueron antiguas rocas
que crecieron a fuerza de pensar en las alas.
Hoy no lanza el hondero la piedra suelta al tiempo
sino que se levanta con ella misma el hombre.

Mientras pasa la muerte resucitando espadas.



Obras:
Pilón, cantos del terruño y otros poemas (1931), Color de agua (1932), Doce poemas negros 1935), Poemas (1936), Ocho gritos (1937), Biografía de un silencio (1941), Compadre Mon (1943), Chinchina busca el tiempo (1945), De este lado del mar (1949), Antología tierra 1930-1949 (1949), Veinte cuentos (1951), Sexo y alma (1956), Treinta parábolas (1956), Dos cantos continentales y unos temas eternos (1956), Antología clave 1930-1956 (1957), Pedrada planetaria (1958), Catorce mudos de amor (1962), Jostoria de mi voz (1964), La isla ofendida (1965), Los relámpagos lentos (1966), Los antitiempos (1967), El escupido (1970), El presidente negro (1973), Poemas de amor y sexo (1974), Obra poética completa (1976), La carabina piensa (1976), Cuentos (1976), Palabra (1977), El jefe y otros cuentos (1979), Diez poetas dominicanos: tres poetas vivos y siete desenterrados (1980), Cuentos cortos con pantalones largos (1981), Cédula del mar (1982), Antología tres (1987), La espada metafísica (1990).

2 comentarios:

  1. Me gusta mucho la poesía de Manuel del Cabral.

    ES increible.
    Un abrazo Clara.

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  2. ¡Qué bien!. Gracias, Aurora. Seguimos encontrándonos y compartiendo por estos mares.

    Otro abrazo a ti.

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