viernes, 28 de agosto de 2009

Francisco Tostado de la Peña y Francis Drake por Miguel Collado

A Miguel Collado, destacado escritor y editor dominicano, le conocía solo de referencia. Pero, para buena sorpresa, en un encuentro casual que tuvo como locación el estudio del amigo Juan Mayí, en sus deliciosas tertulias literarias que realiza y de las cuales he prometido referirme en alguna salida de sol, intercambié con él ideas, intereses y demás, descubriendo también una relación familiar que hasta el momento no había sido develada. Así que, dejo en las manos de todos este texto que amablemente me facilitó el desde ahora primo Miguel Collado. Un hombre de principios y lineamientos definidos, amante de la literatura y la investigación. Bienvenido a bordo, y gracias por este oportuno documento histórico de nuestro interés.



Francisco Tostado de la Peña y Francis Drake
Por: Miguel Collado

A Aralís Rodríguez, amiga que vive en la patria de Drake.

Aguijoneado por la curiosidad al saber del proyecto de una gran amiga, joven y talentosa narradora, de escribir una novela que tendría al navegante y explorador británico Francis Drake como personaje –por su oscura vinculación con la historia dominicana-, recordé aquel trágico acontecimiento en el que, durante la toma de la ciudad de Santo Domingo a puro cañonazo por parte del archifamoso pirata, perdió la vida el primer poeta nacido en la isla La Española del que se conserva, por lo menos, un soneto: Francisco Tostado de la Peña, quien “murió destrozado por una bala de cañón disparada por Drake cuando su flota atacó la plaza en 1586”. 1

Se sabe con certeza que el incidente tuvo lugar en la calle Las Damas (frente a la casa de Rodrigo de Bastidas), en enero de 1586, aunque no así el día exacto. El historiador literario Néstor Contín Aybar es quien muestra mayor empeño en precisar la fecha: “La flota pirata atacó la plaza de Santo Domingo y desembarcó en ella en enero de 1586. No hay precisión en cuanto al día, que bien puede ser el diez, el once o el doce”.2

Contín Aybar, quien también fuera Presidente de la Suprema Corte de Justicia en nuestro país, cita una interesante referencia a ese suceso hecha por los españoles Rodrigo Cid Lobo y Osorio de Peralta: “El día que entraron a la ciudad, mataron al pobre bachiller Francisco Tostado, de un tiro de artillería que tiró una nao por la calle de las Damas, estando en la puerta del Arzobispado, e hizo grande lástima a todos sus amigos”.3 Fue, en verdad, un hecho trágico que enlutó a la incipiente comunidad literaria de la primera colonia española en el mundo descubierto por Cristóbal Colón.

Francisco Tostado de la Peña, autor del primer soneto conocido en la historia de América, era hijo de Francisco Tostado, escribano en 1514 que había llegado a la Isla, en 1502, con Nicolás de Ovando, y que fue uno de los primeros en poseer un ingenio azucarero en el Nuevo Mundo. De él nos dice el humanista dominicano Pedro Henríquez Ureña lo siguiente: “Tostado de la Peña, abogado, enseñaba en la Universidad de Santiago de la Paz. Murió en enero de 1586, víctima de la invasión de Drake”.4

Tostado de la Peña, cuya fecha exacta de nacimiento se desconoce –posiblemente haya nacido en 1530, opinan algunos investigadores-, escribió un soneto de bienvenida al oidor Eugenio de Salazar (1530-1602), a la llegada de éste a la ciudad de Santo Domingo en diciembre de 1573. El ilustrado español “Residió en la isla de 1573 a 1580, y en su Silva de poesía, publicada fragmentariamente por Bartolomé José Gallardo en su Ensayo de una biblioteca de libros raros y curiosos (1889), recoge preciosos datos sobre la vida intelectual de Santo Domingo durante el siglo XVI”.5 El soneto de Tostado de la Peña aparece en esa compilación de Salazar y sus dos últimos tercetos los transcribimos a continuación:

“Vuestra venida, tanto desseada, A todos a causado gran contento; Según es vuestra fama celebrada; Y esperan que de oy más irá en augmento Esta famosa isla tan nombrada, Pues daros mereció silla y assiento”.6

Marcio Veloz Maggiolo, uno de nuestros más connotados hombres de letras, nos expone su visión sobre aquel histórico acontecimiento: ”Drake nos avistó con furor isabelino y en 1586 hizo crujir sus cañones mientras saqueaba la catedral más vieja de América. El poeta Tostado de la Peña cayó destrozado por una bala de cañón: primer intelectual víctima de las intervenciones en América”.7

Paradójicamente, Francis Drake –sagaz navegante al que la corona inglesa le había concedido permiso (“patente de corso”) en virtud del cual podía capturar y saquear las posesiones del enemigo, como las colonias españolas y portuguesas-8 es considerado un héroe en su patria, donde fue, incluso, distinguido por la reina Isabel al conferirle ésta el título de “Sir” en septiembre de 1580, es decir, seis años antes de invadir y saquear la Ciudad Primada de América.

NOTAS:

1Max Henríquez Ureña. “Panorama histórico de la literatura dominicana”. 2 ed. Santo Domingo: Librería Dominicana, 1965. Tomo I: pág. 48. Col “Pensamiento Dominicano; No. 33”).
2Néstor Contín Aybar. “Historia de la literatura dominicana”. San Pedro de Macorís: Universidad Central del Este, 1982. Tomo I: pág. 200.
3Idem.
4Pedro Henríquez Ureña. “La cultura y las letras coloniales en Santo Domingo”, en: “Obra crítica“ [1960]. Editada por Emma Susana Speratti Piñero. 2 ed. reimpresión. México: Fondo de Cultura Económica, 2001. Págs. 355-356.
5Joaquín Balaguer. Historia de la literatura dominicana. 10 ed. Santo Domingo: Editora Corripio, 1997. Pág. 52.
6Max Henríquez Ureña, Op. cit., pág. 49.
7Marcio Veloz Maggiolo. Cultura, teatro y relatos en Santo Domingo. Santiago de los Caballeros: Universidad Católica Madre y Maestra, 1972. Pág. 255.
8De la conversación sostenida con Don Emilio Cordero Michel, Presidente de la Academia Dominicana de la Historia.

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