miércoles, 30 de diciembre de 2009

Descansar hasta la llegada de la primavera, me hubiera resultado totalmente placentero. La idea de poder hibernar como los osos (no invernar), me resulta envolvente en un tiempo más que frío y muerto. Pero sé que las cosas no duran para siempre y aunque debo reconocer que la esperanza se me ha quedado dormida en el sofá una que otra vez, despierta nueva vez, bañada por los rayos del sol, a la espera de mejores momentos.

Dos poemas de Pablo Neruda

El viento en la isla

El viento es un caballo:

Óyelo cómo corre

por el mar, por el cielo.

Quiere llevarme: escucha

cómo recorre el mundo

para llevarle lejos.

Escóndeme en tus brazos

por esta noche sola,

mientras la lluvia rompe

contra el mar y la tierra

su boca innumerable.

Escucha cómo el viento

me llama galopando

para llevarme lejos.

Con tu frente en mi frente,

con tu boca en mi boca,

atados nuestros cuerpos

al amor que nos quema,

deja que el viento pase

sin que pueda llevarme.

Deja que el viento corra

coronado de espuma,

que me llame y me busque

galopando en la sombra,

mientras yo, sumergido

bajo tus grandes ojos,

por esta noche sola

descansaré, amor mío.

La noche en la isla

Toda la noche he dormido contigo

junto al mar, en la isla.

Salvaje y dulce eras entre el placer y el sueño,

entre el fuego y el agua.

Tal vez muy tarde

nuestros suelos se unieron

en lo alto o en el fondo,

arriba como ramas que un mismo viento mueve,

abajo como rojas raíces que se tocan.

Tal vez tu sueño

se separó del mío

y por el mar oscuro

me buscaba

como antes,

cuando aún no existías,

cuando sin divisarte

navegué por tu lado,

y tus ojos buscaban

lo que ahora

–pan, vino, amor y cólera-

te doy a manos llenas

porque tú eres la copa

que esperaba los dones de mi vida.

He dormido contigo

toda la noche mientras

la oscura tierra gira

con vivos y con muertos,

y al despertar de pronto

en medio de la sombra

mi brazo rodeaba tu cintura.

Ni la noche, ni el sueño

pudieron separarnos.

He dormido contigo

y al despertar tu boca

salida de tu sueño

me dio el sabor de tierra,

de agua marina, de algas,

del fondo de tu vida,

y recibí tu beso

mojado por la aurora

como si me llegara

del mar que nos rodea.


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