martes, 15 de junio de 2010

Sé que en la selva habitan las bestias:

animales que no han sido domesticados

y que viven al libre albedrío.

Animales que luchan por sobrevivir

porque, ciertamente,

el más grande se come al más chico.

Pero también sé

que durante los tiempos malos

se conocen a las verdaderas bestias,

esas que usan ropa, van al cine,

leen libros e incluso los escriben.

En definitiva, una gran canallada,

aunque se hayan educado

y vivan en la ciudad.

2 comentarios:

  1. Sobrecogido, sumergido por el impacto de lo dicho, tomo la reflección. La de la bestia que por agreste que sea su contenido nos vuelca al análisis. A veces cuando amamos damos lo mejor y viceversa cuando desamados, porque fluyen miserias improvistas, salvajes del interior. (paréntesis) Pero no. Nada de ironías... Apuesto al pensamiento, a la filosofía “al Trevor que envenene su cien” (de Silvio) y seguiré cantando como la cigarra, (de Mercedes) hasta que la bestia, canalla impune quede atrás. Allá, a fuera, condenado al desenfoque. No te queremos aquí.

    ResponderEliminar
  2. Estupendo, hermano! Menos canalladas en definitiva.

    ResponderEliminar