sábado, 15 de mayo de 2010

Sobre las Relaciones Internacionales RD

En los últimos tiempos me ha dado por estudiar y digo esto porque ya estudiaba Crítica e historia de arte y decidí, a la par, llevar la carrera de Relaciones Internacionales. No me arrepiento, la verdad. Estoy, muchas veces, con la soga al cuello porque necesito tiempo para dormir, ya que incluso éste me lo absorben las lecturas y trabajos a investigar. Pero como dije ya: no me arrepiento. Siempre he sido amante del conocimiento. Es realizarse. Y siempre he pensado que todos sacamos tiempo para lo que nos interesa.

A continación les dejo un pequeño trabajo que debí hacer como requisito de una de las materias, pero que creo de interés como conocimiento general para todos.

Sobre las Relaciones Internacionales y República Dominicana

INTRODUCCIÓN

Para acercarse al concepto de Relaciones Internacionales deberá hacerse referencia a cuatro aspectos: el criterio de poder, el criterio de los actores, el criterio de localización y el criterio de identificación del objeto de estudio de las relaciones internacionales, con el término de sociedad internacional.

Las relaciones internacionales se definen como el conjunto de relaciones sociales que conforman la sociedad internacional, e incluye las de carácter político y las no políticas. Se entiende que se trata de relaciones de todo tipo, siempre y cuando sean realizadas por los actores que forman parte de esa sociedad internacional, siendo esta sociedad el objeto de estudio de las relaciones a que nos referimos.

También, se conoce como el conjunto de relaciones sociales de calidad internacional, promovidas por actores internacionales que contribuyen a la formación y dinámica de una sociedad internacional concreta y diferenciada.

Su objetivo se basa en constituirse en una garantía contra el abuso de la fuerza militarista entre los pueblos que la forman y recomendar la solución de problemas o dificultades resultantes.

Noami Rosenbaum, en su libro Escritos sobre el sistema político internacional, ha planteado que “las relaciones internacionales pueden ser definidas, no en términos de las fronteras que las encuadran, sino en términos de las fronteras que dichas relaciones desbordan”.

El doctor Manuel Morales Lama, en su libro Diplomacia Contemporánea, Teoría y Práctica, afirma que el término relaciones internacionales fue acuñado tempranamente por el Jurisconsulto y filósofo inglés Berthan Jeremy (1748-1832), pero no se puede hablar de ellas como ciencia hasta la Primera Guerra Mundial (1914), al punto que puede decirse que hasta esa época no se había investigado lo suficiente el sistema internacional como un complejo social y como un sistema político sui generis.

Amplia, asimismo, que como disciplina científica las relaciones internacionales se consolidan al final de la segunda Guerra Mundial, en 1945.

DESARROLLO

Documento contenido en la Constitución de la República Dominicana, respecto a las Relaciones Internacionales y Derecho Internacional:

En artículo 26 de la Constitución de la República Dominicana, del Capítulo VI: De las Relaciones Internacionales y del Derecho Internacional, señala: “La República Dominicana es un Estado miembro de la comunidad internacional, abierto a la cooperación y apegado a las normas del derecho internacional, en consecuencia:

1. Reconoce y aplica las normas del derecho internacional, general y americano, en la medida en que sus poderes públicos las hayan adoptado;

2. Las normas vigentes de convenios internacionales ratificados regirán en el ámbito interno, una vez publicados de manera oficial;

3. Las relaciones internacionales de la República Dominicana se fundamentan y rigen por la afirmación y promoción de sus valores e intereses nacionales, el respeto a los derechos humanos y al derecho internacional;

4. En igualdad de condiciones con otros Estados, la República Dominicana acepta un ordenamiento jurídico internacional que garantice el respeto de los derechos fundamentales, la paz, la justicia, y el desarrollo político, social, económico y cultural de las naciones. Se compromete a actuar en el plano internacional, regional y nacional de modo compatible con los intereses nacionales, la convivencia pacífica entre los pueblos y los deberes de solidaridad con todas las naciones;

5. La República Dominicana promoverá y favorecerá la integración con las naciones de América, a fin de fortalecer una comunidad de naciones que defienda los intereses de la región. El Estado podrá suscribir tratados internacionales para promover el desarrollo común de las naciones, que aseguren el bienestar de los pueblos y la seguridad colectiva de sus habitantes, y para atribuir a organizaciones supranacionales las competencias requeridas para participar en procesos de integración;

6. Se pronuncia en favor de la solidaridad económica entre los países de América y apoya toda iniciativa en defensa de sus productos básicos, materias primas y biodiversidad”.

Referente contenido en la Ley Orgánica de la Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores.

Capítulo I, Artículo I, Número 314: “Las relaciones exteriores de la República Dominicana son dirigidas por el presidente de la República. La Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores, recientemente denominada como Ministerio de Relaciones Exteriores, tiene la finalidad de auxiliarlo a través de su Secretario o Ministro de Estado, en la coordinación sistemática de los principios fundamentales de la política exterior de la República Dominicana, en orientación y supervigilancia de las misiones diplomáticas y de los servicios consulares y en la gestión de los demás asuntos inherentes a la Secretaría.

La Secretaría o Ministerio de Relaciones Exteriores comprende 4 estamentos: la Cancillería, el Servicio Exterior, la Escuela Diplomática y la Comisión Consultiva.

La Cancillería está integrada por un departamento de Política Exterior, por un Departamento de Asuntos Económicos, por un Departamento Consular y por un Departamento de Asuntos Generales.

El Departamento de Política Exterior incluye las siguientes divisiones: División de Asuntos Americanos, la sección de Fronteras, la División de Asuntos Europeos y Afroasiáticos y la División para Asuntos ONU, OEA, Organizaciones y Conferencias Internacionales, División de Estudios Internacionales.

El Departamento de Asuntos Económicos, comprende: la Comisión de Comercio Exterior y la División de Estudios Económicos. En el Departamento Consular se encuentran la División Consular y la División de Pasaportes.

En el Departamento de Asuntos Generales están: las secciones de Servicios Administrativos, Contabilidad, Nombramientos y Registros, Correspondencia, Archivo, Traducciones, Publicaciones e Información, Biblioteca y Criptología (ciencia que estudia los problemas teóricos relacionados con la seguridad, en el intercambio de mensajes en claves entre un emisor y un receptor, a través de un canal de comunicaciones).

Las misiones diplomáticas dominicanas tienen por finalidad mantener las relaciones de amistad con los Estados y Organismos Internacionales en que estén acreditadas; velar por la dignidad y el prestigio de la Nación y defender y hacer reconocer sus derechos, e intereses, de acuerdo con los principios políticos, económicos y sociales consagrados por el pueblo dominicano en la Constitución de la República.

Los nombramientos de los Miembros del Servicio Exterior se harán conforme a las disposiciones de la Constitución y de la presente Ley, pero el Secretario de Estado de Relaciones Exteriores les dará destino de acuerdo a las necesidades del Servicio, excepción de los Embajadores y Ministros Plenipotenciarios, cuando éstos sean Jefes de Misión”.

La República Dominicana y el Derecho Internacional

La Constitución de la República Dominicana establece en su artículo 3 que “El principio de la no-intervención constituye una norma invariable de la política internacional dominicana” y agrega: “La República Dominicana reconoce y aplica las normas del Derecho Internacional general y americano, en la medida en que sus poderes públicos las hayan adoptado y se pronuncia a favor de la solidaridad económica de los países de América y apoyará toda iniciativa que propenda a la defensa de sus productos básicos y materias primas”.

Asimismo, señala algunas de las atribuciones y funciones de los diferentes órganos del Estado en la conducción de la política internacional.

Definitivamente, la ejecución de la política exterior debe estar regida por los cánones constitucionales de cada nación. Así lo plantea Pablo A. Maríñez, en su escrito sobre Política Exterior de República Dominicana, publicado en el 2002, en la Revista Mexicana del Caribe, de la Universidad Nacional Autónoma de México, en donde también afirma: “Lo cierto es que salvo determinados períodos, el país parece haber carecido de política exterior, pues en rigor lo que ha tenido es una política exterior reactiva, es decir, pasiva, por lo que el Estado solo ha actuado a la defensiva, sin un proyecto orientado a incidir en el campo internacional en función de los intereses nacionales”.

Y ante tal situación, asegura que “República Dominicana no ha podido, y tampoco ha requerido, desarrollar, sistemática y profesionalmente, los sujetos –instituciones y personas de las mismas- llamadas a diseñar y ejecutar su política exterior.

Es en ese sentido que dice que lo planteado en la Constitución –al menos durante largas épocas- no ha pasado de ser pura retórica discursiva; y la Carta Magna, como lo manifestara el expresidente Joaquín Balaguer, no ha sido más que un “pedazo de papel”.

Ahora bien, asegura que esta política exterior reactiva, carente así de una articulación con la política interna, no ha sido obstáculo para que el país haya mantenido relaciones diplomáticas, incluso intensas.

Maríñez afirma que el desarrollo de una política exterior reactiva y la escasa participación de los organismos no gubernamentales, y en especial de la intelectualidad, va en contraposición a la trayectoria histórica de la República Dominicana, en donde se han suscitado acontecimientos internacionales que han modificado, inclusive, el curso de la historia nacional. Tal es el caso del proyecto de José Núñez de Cáceres, en 1821, para que el país formara parte de la Gran Colombia; de la Anexión a España en 1861-1865, o como sucedió durante la VI Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores celebrada por la Organización de Estados Americanos en agosto de 1960, en San José de Costa Rica, en donde el gobierno de Trujillo fue sancionado, y los países de la región rompieron relaciones diplomáticas con República Dominicana.

Referencia histórica:

En 1881, República Dominicana apenas contaba con representación diplomática acreditada en tres naciones, y ya en 1889, ya había aumentado a 8, en donde 24 de los 108 cónsules y vicecónsules, habían sido nombrados durante el gobierno de Ulises Heureaux.

Se hacia más urgente modernizar e institucionalizar la política exterior dominicana, para intentar superar situaciones que poco favorecían al país. De 1844, año de la Independencia Nacional, a 1890, es decir durante 46 años, el país había tenido nada menos que 73 secretarios exteriores. Y en ese último año, sólo tenía vigente 13 tratados.

A mediados de 1910, el gobierno de Ramón Cáceres (1906-1911) aprueba el Decreto Reglamento de la Ley de Organización Diplomática que, en sus cuarenta artículos, reglamenta y organiza las funciones y deberes del cuerpo diplomático dominicano, mucho de estos reglamentos todavía en vigencia en la Ley Orgánica de la Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores, que data de 1964, y que actualmente rige dicha institución.

Aunque el gobierno de Cáceres fue consciente de la necesidad de crear una Escuela Diplomática, no fue sino en la dictadura de Trujillo que dicha escuela se crea aunque con una vida efímera; siendo en 1966, durante el gobierno de Joaquín Balaguer que en realidad se concibe la Escuela Diplomática y Consular, según el artículo 48 de la Ley Orgánica de la Secretaría de Estados de Relaciones Exteriores, aunque tampoco fue posible abrir por razones económicas y administrativas. Así fue en 1999, que el presidente Leonel Fernández inaugurará la escuela, como parte de un verdadero proyecto de política cultural.

Uno de los períodos más complejos en lo que respecta a política exterior y relaciones internacionales fue la denominada Era de Trujillo, de la que habría que destacar su carácter intervencionista, de permanente conflictos que llevó al país a la ruptura de las relaciones diplomáticas con varias naciones de la región.

Con Trujillo, las relaciones internacionales se situaron en la “política interior”, pero con su muerte en mayo de 1961, también se desvaneció la dinámica y conflictiva política exterior dominicana, y el país retrocede al punto donde lo encontró el dictador. Así fue que Balaguer, a fin de legitimizar su gobierno, asume los criterios de Estados Unidos.

Y aunque Balaguer hizo pocas referencias a la política exterior en sus informes, tanto en sus doce años de gobierno (1966-1978), y en su segundo período (19970-1974) no lo mencionó ni siquiera, en ese último período se percibe cierto dinamismo en la política exterior, quizá más impulsada por el canciller Víctor Gómez Berges, que por el Poder Ejecutivo.

En 1982, durante la presidencia de Salvador Jorge Blanco, el gobierno dominicano elabora un plan de intensificación de las relaciones con países del Caribe. En la década de los ochenta, República Dominicana no había logrado tender un verdadero puente de comunicación que permitiera, a través de tratados y convenios, consolidar sus relaciones con los países de la región.

Al retornar al poder, Balaguer (1986-1996) éste regresa dispuesto a iniciar una etapa de su política exterior, por lo que le favoreció el intento del PRD por trazar una política exterior más dinámica en sus dos períodos (1978-1982 y 1982-1986), y los compromisos que había establecido el partido blanco con organismos internacionales, los cuales comenzaron a ejercer presión al gobierno de Balaguer para que le diera continuidad como política de Estado y no de gobierno, e introdujera reformas que le permitieran a la República Dominicana insertarse en el escenario internacional.

En diferentes oportunidades y ante organismos internacionales, el presidente Leonel Fernández insistió en que la nueva política exterior descansa sobre tres ejes fundamentales: participación, multilateralismo e institucionalidad, como lo definiera el canciller Eduardo Latorre (1999).

Para lograr tal objetivo debía ver como prioritario la preparación de los actores a ejecutarla, por lo que fue puesto en marcha el Proyecto de Reforma Constitucional de la Cancillería y del Servicio Exterior de la Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores.

Como respuesta a su política exterior proactiva, el período gubernamental (1996-2000) estuvo representado en 83 foros multilaterales, y se puso especial interés en la política económica internacional.

Así el país amplia sus relaciones diplomáticas, las restableció con Cuba y intensificó su participación en las cumbres y organismos multilaterales. Así es que, por primera vez, en muchas décadas, el país tiene una amplia presencia en diversos organismos internacionales, desde donde se tiene una mayor posibilidad de incidir en la política internacional. Por ejemplo, del 1996 al 2000, República Dominicana logró incorporarse o mantenerse en los Consejos Directivos de 27 organismos internacionales.

CONCLUSIÓN

La actual dinámica de la política internacional, en la que incide evidentemente la creciente interdependencia de los Estados, determina el imprescindible rol de las relaciones diplomáticas contemporáneas y asimismo ocurre con otros nexos generados por la inclusión de nuevos actores en los escenarios internacionales de hoy. Considerando la sociedad global como un nuevo sujeto de estudio, nace lo que hoy denominamos “Relaciones Internacionales”, como un esfuerzo por mantener la paz entre los países que conforman esta sociedad, creando paradigmas para la manera en la que se aplica la justicia, la seguridad, la libertad y la política en el mundo globalizado, con lo cual se pretende evitar el maltrato a los derechos humanos y la tergiversación de la justicia.

Pablo A. Maríñez, apunta que, en los últimos años, se ha logrado desarrollar una política exterior estrechamente articulada con la política interior del país, lo que le ha permitido tener una mayor presencia y reconocimiento a escala internacional, e incluso liderazgo dentro de la región, como lo demandaban los retos de la globalización y la regionalización. De esta forma se ha conseguido dar un paso importante de una política exterior reactiva a una proactiva.

Manuel Morales Lama, en artículo Mutaciones en las Relaciones Diplomáticas, resalta que las relaciones diplomáticas constituyen hoy un esencial vínculo de amistad, “con fines pacifistas”, que facilita, entre otras relevantes acciones, las negociaciones (en los diversos ámbitos) y el fomento de la cooperación. Conviene recordar, de igual forma, lo esencial que resultan ser las relaciones diplomáticas para la obtención del correspondiente apoyo en aquellas ocasiones en que las naciones requieren el respaldo internacional por diversos motivos.

La importancia de una regulación nacional e internacional sincronizada es de vital importancia para el correcto desempeño de las relaciones diplomáticas entre países de culturas distintas, entre los cuales pueden generarse conflictos que llevan muchas veces a desenlaces irremediables. “Las relaciones internacionales” necesitan unidad, pues el objetivo de dicha faena es la comprensión y la paz. Aún así, el camino de las relaciones internacionales es basto y los óbices que encuentra no son pocos. La comprensión humana es una misión sobrecogedoramente difícil y requiere empeño, dedicación y el deseo iridiscente de crear un mundo mejor para todos.

BIBLIOGRAFÍA

- Constitución de la República Dominicana.

- Morales Lama, Manuel. Diplomacia Contemporánea, teoría y práctica, Sexta edición, ampliada y actualizada en el 2004. Premio Nacional de Didáctica.

- Maríñez Pablo A, sobre Política Exterior de República Dominicana. Revista Mexicana del Caribe, de la Universidad Nacional Autónoma de México, 2002.

- Archivo General de la Nación. Memoria (1881-1889-1890).

- Retos de las Relaciones Internacionales, artículo de la abogada Sagrario Feliz de Cochón, publicado en Diario Libre.

martes, 11 de mayo de 2010

Hoy martes a las 5:00 p.m.


La Real Academia Española,

La Academia Dominicana de la Lengua

y

Alfaguara

se complacen en invitarle a la
puesta en circulación de la


Antología

“Gabriela Mistral en verso y en prosa”

gabriela  mistral.jpg

Ruth Herrera hablará sobre los “Datos de la edición";

Ofelia Berrido, acerca de la "Semblanza biográfica de Gabriela Mistral";

y

Bruno Rosario Candelier, sobre "La dimensión interna y mística en la poesía de Gabriela Mistral".

Martes 11 de mayo de 2010
5:00 p.m.


Casa de las Academias, C/ Mercedes 204, Ciudad Colonial

lunes, 10 de mayo de 2010

CRÍTICA


Un intento fallido de arte público

Parque Temático. Es la antítesis del buen gusto, intoxicación visual

Definitivamente, el arte público debe insertarse adecuadamente en ese concepto de desarrollo o reingeniería urbana que experimentan las ciudades contemporáneas; pero debe tenerse muy presente que no deberá, de ningún modo, ser un trabajo de azar, ni de deseos personales, y sí, en cualquier caso, situarse entre el arte y la arquitectura, pero como parte de un proyecto consensuado y valorado que responda a una función social.

El tan nombrado Parque Temático ha levantado un sinfín de controversias. Y aunque, evidentemente, la renovación de la ciudad deberá implicar el renacimiento del paisaje urbano y, por ende, la recuperación del espacio público, hubiera sido más sensato aprovechar esta motivación para preservar nuestra identidad cultural exponiendo al público elementos de nuestra fauna autóctona en vez de gorilas africanos y águilas norteamericanas.

Debemos entender que lo que representó el proyecto de arte público está perdiendo su intención, imposibilitándose cada vez más la idea de transmitir e involucrar a la gente, a la metrópolis.

El arte público de hoy mantiene una estrecha vinculación con la escultura monumental, pero, en este caso, estas costosas piezas ni siquiera despiertan ninguna sensibilidad.

Lo peor de todo es que está hecho y al parecer no tendremos otra opción que soportar aquellas monstruosas abstracciones animales por un buen tiempo. Definitivamente, este lugar no nos deja de parecer un lugar contaminado, un intento fallido de arte público, la antítesis o némesis del buen gusto o podría decirse que la cúspide de objetivo del arte Dadá en Santo Domingo.

Lejos de toda estética inimaginable, el parque atenta contra el buen gusto, contra la naturaleza, contra la inteligencia del pueblo y sobretodo contra su cartera.

Como dijo Marcel Duchamps, esto “no es más que una intoxicación de trementina”.

jueves, 6 de mayo de 2010

Milton Morrison pondrá en circulación dos libros en Europa



El ingeniero Milton Morrison viajará a España y Suiza, donde pondrá en circulación los libros de su autoría La Riqueza Diluida (2010) y La Ruptura Generacional: Hacia una renovación de la Esperanza, en su segunda edición.

En Madrid, fue invitado por la Asociación Cultural y de Cooperación al Desarrollo Biblioteca República Dominicana, y el acto está pautado para el sábado 8 de mayo, en el salón de actos del Centro Hispano Dominicano (CESAL); y en Barcelona, la invitación fue extendida por parte de la Asociación Cultural Dominicana en Catalunya, para realizar dicha presentación el martes 12, en el Colegio de Periodista de Barcelona.

El sábado 15, presentará ambas publicaciones, también en Suiza, en los salones del Volkshaus-Zurich, por invitación de la Comunidad de Dominicanos en Suiza (UE). El domingo 16, Morrison ofrecerá la conferencia Liderazgo basado en valores.

Milton Morrison es egresado Cum Laude de la facultad de Ingeniería de la Universidad INTEC, con una especialidad en Estrategias de Mercados Eléctricos del Public Utility Research Center de la Universidad de Florida, un Diplomado en Desarrollo Humano del PNUD/UCSD y una maestría en Planificación y Desarrollo de Bradford University, Inglaterra.

Es autor de los libros, La Riqueza Diluida (2010), La Ruptura Generacional: Hacia una renovación de la Esperanza (2008), es editor y co-autor de los libros de Electricidad y Desarrollo: El reto Dominicano (1996) y las Energías Renovables en la República Dominicana (2001).

En 1999, fue galardonado con el Premio Nacional de la Juventud que otorga el Estado Dominicano y, en febrero del 2002, fue designado Embajador por la Paz Mundial por la Interreligious and International Federation of World Peace (IIFWP). En el 2006, fue premiado como Personaje Sobresaliente de la República Dominicana por Senderos del Mundo.

En el año 2000, participó como miembro de la delegación dominicana ante las Naciones Unidas en The Millenium Declaration of the United Nations: a response from Civil Society. Asi como miembro de la delegación dominicana a la Cumbre Mundial de Energías Renovables (Bonn, Alemania, 2004) y miembro de la delegación dominicana ante el Departamento de Industria y Comercio (DTI), Londres, Inglaterra (2002). Ha escrito artículos de opinión en periódicos y revistas nacionales e internacionales. Ha sido conferencista en eventos realizados en República Dominicana, Estados Unidos, Inglaterra, Alemania, Colombia, Costa Rica, Puerto Rico, Nicaragua, Bolivia, cuba, Santa Lucia, entre otros.

lunes, 3 de mayo de 2010

Texto crítico




Oscar Abreu
Lenguaje de un silencio elocuente


El drama humano juega un papel fundamental en la obra de este creador que asume y apuesta, enfrentando sus ángeles y fantasmas, y mostrando unos personajes desnudos ante sus miedos personales.


Rostros que mantienen un discurso coherente. Imágenes que conectan con una realidad ensordecida. Llamado de un creador que observa y se desvela. Pensamientos que fluyen. El artista se enfrenta a su trabajo y confluyen su emoción, la del espectador que espera estar frente a la obra, la de ambos, porque en su intensa trayectoria Oscar Abreu ha rendido homenaje a la esencia humana, manifiesta en cada espacio posible de la tela.


Expresionismo puro, vivo, perenne, donde el drama humano juega su papel: surge y resurge con sus preguntas y respuestas, todo aliento movido por el espíritu creador de un artista que asume y apuesta, que enfrenta sus ángeles y fantasmas, y muestra unos personajes desnudos ante sí mismo y ante sus miedos personales, marcados por el dolor, el hambre, la indiferencia, la ira, así también el amor, el odio, el sufrimiento.


Y en este trayecto, se devela la energía humana, entre gestos y silencios que se conjugan con la realidad objetiva. Oscar Abreu ya ha manifestado: “Mis personajes cuentan una historia, son sobrevivientes que hubiesen deseado no haber nacido. Mis obras hablan de la historia de una humanidad marcada por las diversas matanzas, expresan cómo se mueve el mundo actualmente, cómo percibimos nuestro entorno, cómo reaccionamos y cómo nos resignamos y aceptamos todo. En mi obra, el gesto es parte esencial y es poesía”.


Cuando Abreu expresa que su obra nace del instinto, del ritmo, la energía, sus vivencias y de los retos que tiene la vida, habla de una simbiosis o un ritual, “donde mis pensamientos, mi ser, y mi visión ideológica y filosófica, quedan registrados en la canva, en el papel, en la arcilla, en el hierro, en la madera, etc. El lienzo se vuelve parte de mí y yo en parte del lienzo”.


En sus manos, los materiales se modelan: pintura, tinta, hierro, madera, responden al llamado de este artista –creador-, que se encuentra dispuesto a expresarse, haciendo referencia a lo que clasifica como estructura de sus recuerdos, formando una especie de mapa o rompecabezas donde cada pieza tiene que encajar. De ahí, confiesa él, utiliza formas, cuadros, símbolos, líneas y manchas como su lenguaje personal, a fin de describir el origen y el patrón de su personalidad, de su entorno, con el propósito de provocar tocar la conciencia del espectador.

“Soy un creador por naturaleza, cuando la vida me golpea soy más prolífico. He comprendido que se trata de la pura necesidad de liberar mis demonios, de interpretar mi vulnerabilidad o incapacidad racional. La forma en que percibimos los fenómenos en nuestro alrededor es lo que marca la diferencia entre un hombre y otro, de igual modo nuestros objetivos nos hacen reaccionar de manera particular. Si entendiera que todo está predeterminado diría que nací para ser artista, pero prefiero no creer en esta posibilidad, y levantarme cada día con todos los problemas y satisfacciones existenciales que el hombre puede provocarse a través de sus acciones y decisiones. Creo que descubrí este medio como una forma de soportar mi propia existencia, ya que cada obra se convierte en una descarga emocional. El arte para mí es una forma de enfrentar la realidad”.

Oscar Abreu prefiere que su obra se observe con la mente liberada de patrones prefijados y libres de cualquier tipo de intoxicación e interpretaciones académicas, para que la imaginación no tenga fronteras y el espectador disfrute del enigma y el diálogo que genera su estado de ánimo con la obra.


En la actualidad, y desde el Centro Abreu, coordina acciones para desarrollar una estructura permanente a favor del arte dominicano con programas de exposiciones, talleres de apreciación del arte y pintura tanto para jóvenes como para adultos. Desde allí, realiza una constante labor de promoción y difusión con artistas emergentes y ya establecidos, tanto en el país como en el exterior.

domingo, 2 de mayo de 2010